lunes, 11 de febrero de 2008

¡Buenos dias!

Parece mentira lo que una simple frase puede alegrarle a uno el día.

Esta mañana salía del apartamento, cuando me encuentro con un hombre que parecía buscar un buzón para entregar una carta, pero sin éxito alguno. Cuando me cruzo con él, se dirije hacia mi preguntandome algo en ruso y enseñandome lo que yo he entendido era una dirección. Le he respondido:

"Prastiti, ñiet ruskii... ñiet ruskii" (que sería algo así como: Disculpe, no hablo ruso...)

El hombre me mira un segundo y me pregunta:

" ¿Español? "
" ¡Sí! " le respondo efusivo. A lo que me contesta con una sonrisa:
"¡Buenos días!, ¡Buenos días!"

Y así es, el día ha empezado bien. Hay que ver que poco cuesta a veces alegrarle a uno el día. No esperaba yo que un ruso ¡me diera los buenos días en español!. Especialmente en lugares como éste donde este tipo de actitudes parecen destacar por su ausencia. Aunque, como ya os dije en mi primer post, la gente a veces es más amable de lo que parece, y en efecto, te pueden obsequiar con gratas sorpresas.